
Marina es amiga mía del Instituto, estudiamos Bachillerato Artístico juntas, y en esa época, ya estaba con Kim. Se conocieron el verano del 2004 en el trabajo, ella sintió un flechazo a primera vista y pesó «este será mío», ¡y así fue!, pocos meses después empezó su relación y su historia de amor. Después de 12 años de relación se dieron el «sí, quiero» el 8 de octubre del año pasado, justo ha sido su aniversario. Y es un honor enseñaros su boda.
Hicieron una boda familiar, sencilla e íntima, con los más allegados. Aunque fueron solo 75 invitados, se sintieron muy acogidos por todos y tuvieron la boda que siempre habían soñado.
El vestido llamado Rodhesia era de la colección Two de Rosa Clará confeccionado en Mikado, característico por su elegancia y sofisticación. Marina cuando lo vio lo tuvo claro «Me enamoré de él y aún lo estoy; es un vestido liso, elegante, solamente con dos detalles, un lazo enorme enfrente y bolsillos. Yo soy muy ‘sencilla’ y este vestido para mi era el idóneo». Marina completó su look con el velo de la casa Booknovies y los zapatos de la marca Mayfran.
Como únicas joyas, Marina llevó unos pendientes de perla de la firma Tous regalo de su madre. «Normalmente no llevó pendientes, pero al elegir un recogido alto debía llevar unos pendientes que fueran delicados y extremos a la vez, y esos, para mi, lo eran». Del maquillaje confió con su esteticista Clarivi. Sonia Bravo fue quién realizó el recogido y lo adornó con un tocado de perlas y brillantes de Booknovies.
Las flores de la ceremonia, el ramo, las pulseras para las damas de honor y los prendidos, se encargó Floristeria Canales. Toda la decoración floral estaba compuesta por paniculata y ramas de olivo.
Las damas de honor, primas hermanas de la novia, no se separaron ni un segundo de ella.
Kim eligió un traje de corte italiano en negro con chaleco, corbata y pañuelo en marfil, de la marca D’Gala. Como marca la tradición, se cambió en su casa con la ayuda de sus seres más allegados.














